sábado, 16 de noviembre de 2013

Zapatos

Marta Vidán. Atenas

El cielo tiene ojeras. El viento despeina la lluvia. Se puede decir que hace frío, al menos en comparación con los últimos días. Si uno se lo propone, hoy puede ser un sábado luminoso, cálido, abrazador.

Acuarela mental. Pienso en sus zapatos, en su americana. Imagino que alguna vez habrá sido un mar de dudas, que se habrá sentido menos que nadie en determinada ocasión. No lo sé, lo imagino. Imagino también que en otros momentos se habrá encontrado más cerca de los dioses que de los mortales; que se habrá reído a carcajada limpia al equivocarse de dirección de metro o al bajarse en la parada incorrecta. Que habrá disfrutado con algo tan simple como bailar en la cocina mientras tararea su propia banda sonora.

El día está húmedo, enfadado, nervioso. Hoy es El Día. Puede que sus neuronas estén echando mano de recuerdos placenteros para tranquilizarlo, para tranquilizarse. Quién sabe si en su cabeza hoy hace sol.  Me pregunto cómo sería a los diecisiete, cómo tendrá el pelo al levantarse, dónde guarda lo que nadie ve. Qué le dirán las ramas famélicas a punto de partirse con la fuerza del aire. Cómo le sentará este repentino imperio de las nubes. Me pregunto dónde estarán sus zapatos esta mañana.