jueves, 4 de julio de 2013

Au revoir!

Antoine de Saint-Exupéry, El Principito

Me llevo las orejas abiertas, los ojos sin lentillas. Me llevo El Libro (sí, El Libro, hay cosas que van siempre con mayúsculas) en edición de bolsillo (deberían hacer edición de bolsillo de algunas personas para poder llevarlas en la mochila).
Me llevo la cámara de fotos con el estómago vacío, deseosa de fagocitar rostros, momentos, paisajes, gestos. Me llevo un ejército de bolígrafos y un escuadrón de cuadernos (uno de ellos obra de Carlota).
El pasaporte, claro, eso no puede faltar. Tampoco una esquina de folio con palabras de Marta desparramadas por ambas caras (de segundo de carrera, para ser más exactos), un amuleto (Amuleto) de Rocío que inyecta serenidad a mansalva; la última sonrisa en palabras de Raffi, dos joyas de papel de Loretín y Mojo. Otra que me envió Rous a Inglaterra cuando era un polluelo plañidero que sufría en Inglaterra.
Me llevo, por supuesto, las ganas de conocer con el jersey remangado, dispuestas a meter las manos donde haga falta. Como el chiquillo rubio que fue de planeta en planeta.

Toma de contacto

"Por ti comulgaré en misa de diez
con ruedas de molino.
Si buscas alguien que te trate mal,
cuenta conmigo"
(Serrat y Sabina, Cuenta conmigo. La orquesta del Titanic).






miércoles, 3 de julio de 2013

Good news

A veces en los periódicos también salen buenas noticias. Y noticias de cosas que ocurren muy cerca. Noticias que devuelven la fe en el ser humano.


Diario de Navarra, edición Tierra Estella. 3 de julio de 2013. Lo firma Rosana Aramendía.

martes, 2 de julio de 2013

Ay, Helena

Paris raptó a su amante, Helena, la mujer más bonita del mundo (hay quien dice que ella se dejó). 
Y de ahí vino la guerra de Troya.

Marta Vidán. Atenas 
Acrópolis, las musas. Marta Vidán, mayo 2013.

lunes, 1 de julio de 2013

Friendship

Kurdasi, Turquía. Mayo 2013

Los amigos hacen de contrapeso cuando todo se inclina. Y cuando todo está recto hacen de suelo también.

La catarsis de Romeo

Frank Dicksee, Romeo and Juliet (1884).

"Los placeres violentos poseen finales violentos y tienen en su triunfo su propia muerte, del mismo modo en que se consumen el fuego y la pólvora en un beso voraz".
(Romeo y Julieta, acto II, escena VI).

Aristóteles lo definió como una purificación del espectador al contemplar las pasiones en el escenario. La redención desde la butaca sin la necesidad de sufrir uno mismo ciertos afectos.
El diccionario de la Real Academia recoge, entre otros significados de catarsis, el siguiente: "Purificación, liberación o transformación interior suscitados por una experiencia vital profunda".

Hay historias que no serían las mismas historias sin un cataclismo que llevara al argumento hacia el desastre. Son catástrofe en esencia y, si dejaran de serlo, serían algo distinto. No sólo están condenadas al fracaso, sino que se deben a él. Su belleza reside en la hecatombe. Qué tendría de especial, si no, un romance entre dos jovencitos veroneses que se quieren y se besan y atraviesan juntos los puentes de la mano.

Romeo y Julieta son Romeo y Julieta porque su amor cayó en saco roto. Y su amor fue Amor -así, con mayúsucula- porque, irremediablemente, fue a parar al cesto de los pollos de manera escandalosa; con un derrumbe suicida y sórdido y lleno de nubes de polvo y cascotes. Por la puerta grande. Se podría decir, también, que "lo que no puede ser no puede ser y, además, es imposible". O que, precisamente por ser imposible, es un milagro. Darío Jaramillo lo dice mejor. Habla de milagros en su poema Amores imposibles.